El presente artículo, corresponde a la experiencia
musical que me tocó experimentar en aquél año con esta interesante banda de Dark
Metal.
El Sábado 29 de Abril de 2006, me tocó ir a otra de
las tocatas góticas que se realizan en las penumbras de la noche
santiaguina. Antes ya había asistido a otras dos, especialmente para ver a Amora
Morte, grupo que conocí gracias a mi cuñada Paola, quien en esa época era
compañera de trabajo de Ariel, vocalista de la banda.
De las tres tocatas a las que he asistí, me llevé
una muy positiva impresión de este grupo. Es de aquellos que, a pesar que le
falta consolidación en el ambiente discográfico, tiene enormes proyecciones
para ser una banda que pronto dará que hablar en el ambiente dark o under
criollo.
Amora Morte es sólida, afiatada, potente y lo más
importante, con una identidad definida que la hace ser fiel a su estilo. No
obstante lo anterior, sigue influenciada de algún modo por agrupaciones, tales
como: Sisters of Mercy y Theatre of Tragedy, eso sí, sin caer en la tentación
de la burda copia de estilos. Por lo demás, es inevitable un grado de
influencia en este sentido, ya que todos los grandes grupos la tienen. Eso
ocurre con Amora Morte.
El Dark Metal inspiran a
esta banda. Ariel tiene una gran capacidad histriónica; domina el escenario a
su merced, es el exclusivo y excluyente capataz del fúnebre y sonoro lugar
donde se desencadenan sonidos guturales, melodías oscuras, densas, melancólicas
y siniestras, que llevan al espectador a un viaje sin retorno hacia las
tinieblas de su alma. Él, además, posee una gran voz y es muy carismático. Por
su parte, Alex, en el bajo, y David en la batería, conforman una base rítmica
solidísima y espesa, que contribuye de modo decisivo para que el vampiresco
Ariel, ávido de sangre para alimentar de melodías su espíritu atormentado,
emprenda su vuelo errático y desorientado por la oscura y nubosa noche de su
alma con las alas creadas, precisamente, por aquél dispositivo sonoro. A su
vez, Kote, el guitarrista, simplemente extraordinario. Éste, con sus riffs
llenos de tétricos lamentos que suenan como ecos desesperados y sin fin, crea
atmósferas etéreas que nos transporta a aquellos lugares donde Drácula pernocta
y, además, avisan sobre el advenimiento del amanecer que tanto daño produce a
criaturas de las tinieblas. Los acordes agudos, metálicos y desgarradores de
Kote, desentrañan lo más oscuro de nuestro ser; tanto que el mismo Barnabás
Collins o Bela Lugosi Ariel, se le ve en el escenario muy circunspecto,
ensimismado, y con los ojos cerrados, apoyado en el micrófono; entrando en lo
más profundo de su ser, quizás para encontrar una explicación racional a su
errada existencia o, simplemente, para disponerse a buscar más sangre que le
oxigene su inquieto espíritu.
Desgraciadamente, no tengo un registro visual o de
audio de mis experiencias vividas al respecto, pero les dejo un video que sirve
para ilustrar sobre el estilo musical de esta gran banda.